Los quesos frescos añadidos a las ensaladas nos ofrecen un rico contraste de texturas, además de garantizar el aporte de calorias. Antes de utilizarlos es conveniente dejarlos escurrir en un colador grande para que pierdan el suero, así este no aguará el aliño.
Lo mejor es comprarlos en pequeñas cantidades porque hay que consumirlos cuanto antes mejor. Mientras, es una buena idea guardarlos en la nevera, dentro de un recipiente tapado, cubiertos con agua.
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