Aunque tu piel sea seca o grasa, siempre puede sufrir los efectos de la deshidratación. Esta se dejara notar por la aspereza de la superficie de la piel, por la presencia de escamas en las cejas, las aletas de la nariz o el nacimiento del cabello y por una fuerte sensación de tirantez en la cara.
Para solucionarlo, bebe muchos líquidos, comenzando por dos vasos en ayunas nada más levantarte por la mañana.
Exfolia la piel con un producto especifico de gránulos y aplícate una mascarilla hecha con yema de huevo y aceite de oliva, si tienes la piel muy grasa, utiliza la clara de huevo montada a punto de nieve en lugar de la yema, deja que actúe 20 minutos y retírala después con agua tibia.
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