Las propiedades preventivas y curativas de la fruta son inagotables, por ello consumirlas en abundancia es sinónimo de salud.
Con inevitables excepciones, el valor calórico medio de las frutas está entorno a las 50 kilocalorias por cada 100 gramos. Este valor energético procede fundamentalmente de los hidratos de carbono (azúcares) que se evalúan en un 10% de la composición, también como media. Fundamentalmente se trata de la fructosa y glucosa, cuya concentración aumenta con la maduración, momento en que las frutas no contienen almidón.
Proteinas y grasas están escasamente presentes en las frutas: apenas representan un 0,5% de su composición.
Secas o pasas, las frutas son una fuente de energía concentrada ya que pueden llegar a contener hasta un 70%. Algunas aportan tantos hidratos de carbono y proteínas como la carne. También poseen vitaminas del grupo B y hierro.
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