¿Cuántas veces has intentado
limpiar el polvo y te has desesperado viendo que lo único que conseguías era
depositarlo en otro sitio?
Muchas, ¿verdad? Pues aquí tienes la solución:
Compra un paño de los de limpiar
el polvo y mójalo en una mezcla de agua y un poco de glicerina. El paño
retendrá perfectamente el polvo y no se dispersará por la habitación.
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