Los níscalos tienen un elevado contenido de proteínas, pero no se digieren muy bien y su consumo, por tanto, está contraindicado en los enfermos de riñón y los que tengan artrosis o reuma. Para limpiarlos, no los pongas en remojo, pues absorben mucha agua que sueltan mientras se cocinan. Tanto si están cocinados como crudos, es preferible consumirlos en el día, o como máximo, dejarlos de un día para otro. En cualquier tipo de setas, pero más en concreto los níscalos, la cocción debe ser corta, si se tienen demasiado tiempo se secan y adquieren una consistencia gomosa, parecida al caucho.
Como todas las setas, los níscalos se pueden congelar; para ello, envuélvelos uno a uno en papel aluminio. Cuando los descongeles, ponlos en un recipiente que los deje respirar, como una cesta o un escurre verduras.
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