Cuando nos sobreviene un ataque de ciática podemos mitigar el dolor friccionándonos cuantas veces necesitemos con aceite de clavo. También nos serán de gran ayuda las infusiones de saúce o jazmín, juntas o por separado, de estimable poder analgésico.
Si somos propensos a los ataques de ciática debemos consumir alimentos ricos en magnesio, en proteinas (preferentemente vegetales ya que no dejan residuos tóxicos que pueden empeorar a la larga la condición ciática, como los cereales, las leguminosas y los frutos secos) y grandes dosis de vitamina C (naranjas, limones, fresas, etc.)
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